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1. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo V
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2. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo XII
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3. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VIII
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4. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo VII
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5. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo IX
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6. Dostoevsky. El jugador (Spanish. Игрок). Capítulo 12
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7. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VIII
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8. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capítulo III. Encuentro con un grupo de escolares
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9. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XII. Un error judicial. capítulo XII. No hubo asesinato
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10. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Primera parte. Libro III. Los sensuales. Capítulo IX. Los sensuales
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11. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo VI
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12. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VI
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13. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo X
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14. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capitulo IV
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15. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo IX
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16. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo I
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17. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo III
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18. Dostoevsky. El jugador (Spanish. Игрок). Capítulo 14
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19. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo V
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20. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Quinta parte. Capitulo IV
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21. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro X. Los muchachos. Capitulo V. Junto al lecho de Iliucha
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22. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro V. Pro y contra. Capitulo VII. Da gusto conversar con un hombre inteligente
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23. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Quinta parte. Capitulo II
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24. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VI
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25. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo II
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26. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo II
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27. Dostoevsky. El jugador (Spanish. Игрок). Capítulo 6
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28. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Primera parte. Capitulo VII
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29. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Quinta parte. Capitulo III
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30. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capitulo VI
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31. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo II
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32. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capítulo IX. Se llevan a Mitia
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33. Dostoevsky. El jugador (Spanish. Игрок). Capitulo 10
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34. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Primera parte. Libro II. Una reunión fuera de lugar. Capitulo VIII. Un escándalo
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35. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XII. Un error judicial. Capitulo V. Desastre repentino
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36. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Quinta parte. Capitulo V
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37. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Epílogo. Capitulo II. Mentiras sinceras
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38. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo X
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39. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capitulo II
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40. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capitulo III
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41. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro X. Los muchachos. Capítulo III. El colegial
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42. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Primera parte. Libro III. Los sensuales. Capítulo XI. Otra honra perdida
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43. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XI. Iván Fiodorovitch. Capitulo IX. El diablo. Visiones de Ivan Fiodorovitch
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44. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VII. Aliocha. Cantulo IV. Las bodas de Caná
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45. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro V. Pro y contra. Capitulo IV. Rebeldía
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46. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Primera parte. Capitulo V
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47. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capitulo II. La alarma
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48. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Tercera parte. Capitulo I
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49. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capítulo II. Liagavi
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50. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Sexta parte. Capitulo VIII
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1. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo V
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Часть текста: a usted sin conocimiento, expuesto a la helada? -Es que a usted... Lambert...? - farfullé ruborizándome. --Me lo contó todo en aquellos momentos; pero yo lo aguardaba a usted: Vino a mi casa espantado. En casa de usted... donde estaba usted en la cama, enfermo, no quisieron dejarlo pasar... lo recibieron de una manera extraña... No sé verdaderamente cómo sucedió aquello, pero él me ha hablado mucho de esa noche; me dijo que al abrir usted los ojos me nombró en seguida... que habló del afecto que me tiene. Me conmoví hasta las lágrimas, Arcadio Makarovitch, e ignoro incluso por qué he merecido tanta simpatía de su parte, sobre todo en el estado en que usted se hallaba. Dígame, el señor Lambert es sú camarada de infancia? -Sí, solamente que en este caso... confieso que he sido imprudente, tal vez le he dicho demasiado. -Oh! Aun sin él, yo habría sabido ver esa negra y terrible intriga! Yo siempre presentí que lo acorralarían a usted hasta ese extremo. Dígame, es verdad que Bioring se atrevió a levantarle a usted la mano? Hablaba como si fuera únicamen. te a causa de Bioring y a causa de ella por lo que yo me había encontrado al pie del muro. Y en realidad tenía razón, me dije. Sin embargo, estallé: -Si a mí me hubiese puesto la mano encima, no se habría quedado impune, y yo no estaría aquí, delante de usted, sin haberme vengado suficientemente - respondí con calor. Sobre todo me daba cuenta de que ella parecía querer hostigarme, excitarme contra alguien (yo sabía bien contra quién); y sin embargo me dejaba manejar. -Si dice usted que había previsto que se me...
2. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo XII
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Часть текста: mi casa, hasta el último detalle. Aunque ella comprendió el asunto perfectamente y pudo darse cuenta con dos palabras, la exposición nos ocupó, creo, una docena de minutos. Y o no sabía qué más hablar, decía toda la verdad y no me ruborizaba. Silenciosa a inmóvil, derecha como un poste, estaba sentada en su silla, apretados los labios, sin quítarme los ojos de encima, escuchándome con toda atención. Pero cuando acabé, de pronto dio un salto, tan precipitadamente, que también yo brinqué. -Ah, bribón.! Entonces, esa carta la llevabas verdaderamenté cosida encima, y fue la imbécil de María Ivanovna quien te la cosió! Ah, canalla, sinvergüenza! Entonces, para eso venías aquí, para domar los corazones, para conquistar el gran mundo, para vengarte, no importa contra quién, por ser un bastardo! -Tatiana Pavlovna - exclamé -, le prohibo que me injurie! Quizás ha sido usted, con sus injurias, desde el principio, la causa del encarnizamiento que he mostrado aquí. Sí, soy bastado y acaso haya querido en efecto vengarme de ser un bastardo, y quizás en efecto me he querido vengar en no importa quién, puesto que ni el mismo diablo podría descubrir al culpable; pero acuérdese usted de que he repudiado mi alianza con los pillos y he vencido mis pasiones. Soltaré sin decir nada el documento delante de ella y me iré, sin esperar siquiera a que me diga una palabra; usted será testigo. -Dame esa carta, dámela inmediatamente, ponla aquí en la mesa! Quién sabe si estás mintiendo? -La llevo cosida al bolsillo; fue María Ivanovna en persona quien me la cosió; y aquí, cuando me hicieron un redinjote nuevo, la saqué del vicio y la...
3. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VIII
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Часть текста: parte. Capítulo VIII CAPÍTULO VIII I A la mañana siguiente traté de levantarme lo antes posible. Por lo general en mi casa nos levantábamos a las ocho, quiero decir, mi madre, mi hermana y yo; Versilov solía quedarse acostado, durmiendo la mañanita. hasta las nueve y media. A las ocho y media en punto, mi madre me traía el café. Pero aquella vez, sin aguardar al café, me escabullí de la casa exactamente a las ocho. Desde la víspera por la noche tenía hecho un plan de acción para todo aquel día. Notaba ya en aquel plan, a despecho de una voluntad apasionada de ponerlo inmediatamente en ejecución, una multitud de vacilaciones a incertidumbres en los puntos más importantes; por eso me había pasado casi toda la noche en un estado de duermevela, casi de delirio, había tenido muchísimos sueños y, por así decirlo, ni una sola vez había dormido como Dios manda. A pesar de eso, me levanté pimpante y dispuesto como nunca. Sobre todo no quería encontrarme con mi madre. Con ella no podía hablar más que de un solo tema y temía dejarme apartar de mis propósitos por alguna impresión nueva a imprevista. La mañana era fría, y sobre toda la naturaleza flotaba una bruma húmeda y lechosa. No sé por qué, pero las mañanitas atareadas de Petersburgo, a pesar de su feo aspecto, me agradan siempre y toda esa multitud egoísta y perpetuamente preocupada...
4. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo VII
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Часть текста: una linterna encendida y dirigía la luz hacia abajo para iluminar algo que había en el suelo, ante las ruedas. Todos hablaban a la vez. Se oían suspiros y fuertes voces. El cochero, aturdido, no cesaba de repetir: -Qué desgracia, Señor, qué desgracia! Raskolnikof se abrió paso entre la gente, y entonces pudo ver lo que provocaba tanto alboroto y curiosidad. En la calzada yacía un hombre ensangrentado y sin conocimiento. Acababa de ser arrollado por los caballos. Aunque iba miserablemente vestido, llevaba ropas de burgués. La sangre fluía de su cabeza y de su rostro, que estaba hinchado y lleno de morados y heridas. Evidentemente, el accidente era grave. -Señor! -se lamentaba el cochero-. Bien sabe Dios que no he podido evitarlo! Si hubiese ido demasiado de prisa..., si no hubiese gritado... Pero iba poco a poco, a una marcha regular: todo el mundo lo ha visto. Y es que un hombre borracho no ve nada: esto lo sabemos todos. Lo veo cruzar la calle vacilando. Parece que va a caer. Le grito una vez, dos veces, tres veces. Después retengo los caballos, y él viene a caer precisamente bajo las herraduras. Lo ha hecho expresamente o estaba borracho de verdad? Los caballos son jóvenes, espantadizos, y han echado a correr. Él ha empezado a gritar, y ellos se han lanzado a una carrera aún más desenfrenada. Así ha ocurrido la desgracia. -Es verdad que el cochero ha gritado más de una vez y muy fuerte -dijo una voz. -Tres veces exactamente -dijo otro-. Todo el mundo le ha oído. Por otra parte, el cochero no parecía muy preocupado por las consecuencias ...
5. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo IX
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Часть текста: Quizá no está permitido decirle a la cara a una mujer de semejante categoría: " Me cisco en sus intrigas!" , pero yo lo había dicho y por eso estaba contento. Sin hablar de lo demás, estaba seguro al menos de que, por haber adoptado aquel tono, yo había borrado todo lo que había de ridículo en mi posición. Pero no tuve tiempo de pensar largamente en todo aquello: mi cerebro estaba ocupado por Kraft. No es que me atormentase mucho, pero a pesar de todo yo estaba conmovido hasta el fondo del alma; y hasta el punto de que el sentimiento ordinario de placer que experimentan los hombres en presencia de la desgracia del prójimo, por ejemplo cuando alguien se rompe una pierna, pierde el honor, se ve privado de un ser querido, etc., aquel mismo sentimiento ordinario de innoble satisfacción cedía en mí enteramente a otro sentimiento, a una sensación extremadamente imperiosa, a la pena, al dolor... si es que aquello era el dolor, lo ignoro... en todo caso a un sentimiento extremadamente poderoso y bueno. Y por aquello también estaba yo contento. Es asombrosa la multitud de ideas extrañas que pueden atravesarle a uno el espíritu precisamente cuando se está sacudido por alguna noticia colosal que debería, parece, ahogar los demás sentimientos y dispersar todas las ideas extrañas, sobre todo las ideas sin importancia; ahora bien, son éstas, por el contrario, las que se presentan. Me acuerdo de eso todavía; me vi cogido poco a...
6. Dostoevsky. El jugador (Spanish. Игрок). Capítulo 12
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Часть текста: veía interrumpido de continuo por gestos y estremecimientos abruptos e impacientes. Cuando ya cerca del Casino le mostré desde lejos al barón y a la baronesa de Burmerhelm, los miró abstraída y dijo con completa indiferencia: "Ah!". Se volvió de pronto a Potapych y Marfa, que venían detrás, y les dijo secamente: -Vamos a ver, por qué me venís siguiendo? No voy a traeros todas las veces! Idos a casa! Contigo me basta -añadió dirigiéndose a mí cuando los otros se apresuraron a despedirse y volvieron sobre sus pasos. En el Casino ya esperaban a la abuela. Al momento le hicieron sitio en el mismo lugar de antes, junto al crupier. Se me antoja que estos crupieres, siempre tan finos y tan empeñados en no parecer sino empleados ordinarios a quienes les da igual que la banca gane o pierda, no son en realidad indiferentes a que la banca pierda, y por supuesto reciben instrucciones para atraer jugadores y aumentar los beneficios oficiales; a este fin reciben sin duda premios y gratificaciones. Sea como fuere, miraban ya a la abuela como víctima. Acabó por suceder lo que veníamos temiendo. He aquí cómo pasó la cosa. La abuela se lanzó sin más sobre el zéro y me mandó apostar a él doce federicos de oro. Se hicieron una, dos, tres posturas... y el zéro no salió. " Haz la puesta, hazla! "-decía la abuela dándome codazos de impaciencia. Yo obedecí. -Cuántas puestas has hecho? -preguntó, rechinando los dientes de ansiedad. -Doce, abuela. He apostado ciento cuarenta y cuatro federicos de oro. Le digo a usted que quizá hasta la noche... -Cállate! -me...
7. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VIII
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Часть текста: Expulsaba la idea, pero no podía rechazar la impresión, y me estremecía a cada recuerdo. Aquella ganancia me había mordido en el corazón. Habría -nacido yo jugador? Por lo menos, sí era probable que tuviese las cualidades ser jugador. Incluso hoy día, al escribir estas líneas, me gusta a veces pensar en el juego. Me sucede en ocasiones pasarme horas enteras, en silencio, haciendo cálculos de juego y viéndome en sueños apostando y ganando (101). Sí, tengo "cualidades" muy diversas, y mi alma no está tranquila. Tenía el proyecto de ir a las diez a casa de Stebelkov, a pie. Despedí a Matvei en cuanto se presentó. Mientras me bebía mi café, trataba de examinar las cosas. Estaba contento; al entrar por un instante en mí mismo, adiviné que estaba contento sobre todo porque "hoy estaría en casa del príncipe Nicolás lvanovitch". Pero aquella jornada de mi vida fue fatal a inesperada y principió con una sorpresa. A las diez en punto, mi puerta se abrió de par en par y vi entrar toda sofocada a Tatiana Pavlovna. Yo podía esperarlo todo, excepto su visita, y me puse en pie de un salto, muerto de miedo. Traía un rostro feroz y sus gestos eran desordena. dos. Si yo le hubiese hecho alguna pregunta, quizá no habría podido contestarme para qué había entrado en mi casa. Debo advertirlo con anticipación: acababa de recibir una noticia...
8. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capítulo III. Encuentro con un grupo de escolares
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Часть текста: con un grupo de escolares CAPÍTULO III ENCUENTRO CON UN GRUPO DE ESCOLARES "Ha sido una suerte que mi padre no me haya hecho ninguna pregunta sobre Gruchegnka -se decía Aliocha mientras se dirigía a casa de la señora de Khokhlakov-. Si me hubiese preguntado, no habría tenido más remedio que contarle lo que pasó ayer." Juzgaba, no sin pesar, que durante la noche los adversarios habrían tomado fuerzas y sus corazones se habrían endurecido. "Mi padre es irascible y malo. Continúa aferrado a su idea. Dmitri es también un intransigente y debe de tener algún plan. Es necesario que lo vea hoy mismo." Pero las reflexiones de Aliocha fueron interrumpidas por un incidente que, a pesar de su poca importancia, no dejó de impresionarle. Cuando estaba cerca de la calle de San Miguel, paralela a la Gran Vía, de la que está separada por un riachuelo -nuestra ciudad está llena de riachuelos-, distinguió en la parte baja, junto al puentecillo, un pequeño grupo de escolares de nueve a doce años como máximo. Regresaban a sus casas después de las clases. Unos llevaban la cartera en bandolera y otros a la espalda a modo de mochila; algunos llevaban abrigo; otros, una simple chaqueta. No faltaban los que llevaban botas con vueltas, esas botas que a los padres acomodados les gusta que exhiban sus mimados hijos. El grupo discutía acaloradamente, al parecer...
9. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XII. Un error judicial. capítulo XII. No hubo asesinato
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Часть текста: propósito que el de buscar a su amada, tal vez sin acordarse de la carta que había escrito. "Pero cogió una mano de mortero." Efectivamente, cogió este objeto que como ustedes saben, ha dado lugar a deducciones psicológicas. Sin embargo, acude a mi mente esta simple idea: si la mano de mortero, en vez de estar al alcance del acusado, hubiera estado guardada en uno de los armarios de la cocina, Dmitri Fiodorovitch, al no verla, habría salido de allí con las manos vacías y no habría podido agredir a nadie. Se puede deducir de esta conducta la premeditación? Ciertamente, el acusado había proferido en las tabernás amenazas de muerte contra su padre, y dos días antes del drama, la misma noche en que escribió su famosa carta, no daba muestras de excitación: sólo discutió con un empleado, " cediendo a una costumbre inveterada". A esto se puede contestar que si el acusado hubiera tenido el propósito de matar, de cometer un crimen de acuerdo con un plan trazado por él mismo, habría evitado esta discusión y, seguramente, ni siquiera hubiese ido a la taberna. En estos casos se desea la calma y la soledad, no se quiere llamar la atención, no sólo por cálculo, sino también por instinto. "Señores...
10. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Primera parte. Libro III. Los sensuales. Capítulo IX. Los sensuales
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Часть текста: y se arrojó sobre Grigori. -Eso quiere decir que ella está aquí, que se oculta en esas habitaciones! Aparta, cretino! E intentó apartarlo con sus manos, pero Grigori lo rechazó. Ciego de rabia, Dmitri levantó el puño y golpeó al criado con todas sus fuerzas. El viejo se desplomó como una planta segada. Dmitri saltó por encima de su cuerpo y abrió la puerta. Smerdiakov había permanecido, pálido y tembloroso, al otro lado de la mesa, junto a Fiodor Pavlovitch. -Gruchegnka está aquí! -exclamó Dmitri-. Acabo de verla llegar, pero no he podido alcanzarla. Dónde está, dónde está? El grito de "Gruchegnka está aquí!" produjo en Fiodor Pavlovitch un efecto inexplicable: su terror desapareció súbitamente. -Detenedlo, detenedlo! -gritó, echando a correr en pos de Dmitri. Grigori se había levantado, pero estaba aún aturdido. Iván y Aliocha salieron corriendo también, para alcanzar y detener a su padre. En la habitación contigua se oyó el ruido de un objeto que caía y se hacía pedazos. Era un jarrón de escaso...