Поиск по творчеству и критике
Cлово "RAZON"
Входимость: 10. Размер: 55кб.
Входимость: 10. Размер: 67кб.
Входимость: 7. Размер: 49кб.
Входимость: 7. Размер: 51кб.
Входимость: 7. Размер: 38кб.
Входимость: 6. Размер: 39кб.
Входимость: 6. Размер: 30кб.
Входимость: 6. Размер: 49кб.
Входимость: 5. Размер: 40кб.
Входимость: 5. Размер: 21кб.
Входимость: 5. Размер: 68кб.
Входимость: 5. Размер: 47кб.
Входимость: 5. Размер: 63кб.
Входимость: 5. Размер: 56кб.
Входимость: 4. Размер: 56кб.
Входимость: 4. Размер: 55кб.
Входимость: 4. Размер: 33кб.
Входимость: 4. Размер: 32кб.
Входимость: 4. Размер: 45кб.
Входимость: 4. Размер: 37кб.
Входимость: 4. Размер: 33кб.
Входимость: 4. Размер: 33кб.
Входимость: 4. Размер: 46кб.
Входимость: 4. Размер: 28кб.
Входимость: 4. Размер: 53кб.
Входимость: 4. Размер: 26кб.
Входимость: 4. Размер: 27кб.
Входимость: 4. Размер: 42кб.
Входимость: 4. Размер: 34кб.
Входимость: 4. Размер: 22кб.
Входимость: 3. Размер: 25кб.
Входимость: 3. Размер: 15кб.
Входимость: 3. Размер: 58кб.
Входимость: 3. Размер: 52кб.
Входимость: 3. Размер: 59кб.
Входимость: 3. Размер: 18кб.
Входимость: 3. Размер: 36кб.
Входимость: 3. Размер: 27кб.
Входимость: 3. Размер: 61кб.
Входимость: 3. Размер: 60кб.
Входимость: 3. Размер: 57кб.
Входимость: 2. Размер: 14кб.
Входимость: 2. Размер: 59кб.
Входимость: 2. Размер: 18кб.
Входимость: 2. Размер: 44кб.
Входимость: 2. Размер: 15кб.
Входимость: 2. Размер: 42кб.
Входимость: 2. Размер: 17кб.
Входимость: 2. Размер: 45кб.
Входимость: 2. Размер: 24кб.
Примерный текст на первых найденных страницах
Входимость: 10. Размер: 55кб.
Часть текста: Este tiempo transcurrió, como mínimo, antes de que le llamaran, siendo así que él esperaba ser recibido apenas le anunciasen. Allí estuvo, en la sala de espera, viendo pasar personas que no le prestaban la menor atención. En la sala contigua trabajaban varios escribientes, y saltaba a la vista que ninguno de ellos tenía la menor idea de quién era Raskolnikof. El visitante paseó por toda la estancia una mirada retadora, preguntándose si habría allí algún esbirro, algún espía encargado de vigilarle para impedir su fuga. Pero no había nada de esto. Sólo veía caras de funcionarios que reflejaban cuidados mezquinos, y rostros de otras personas que, como los funcionarios, no se interesaban lo más mínimo por él. Se podría haber marchado al fin del mundo sin llamar la atención de nadie. Poco a poco se iba convenciendo de que si aquel misterioso personaje, aquel fantasma que parecía haber surgido de la tierra y al que había visto el día anterior, lo hubiera sabido todo, lo hubiera visto todo, él, Raskolnikof, no habría podido permanecer tan tranquilamente en aquella sala de espera. Y ni habrían esperado hasta las once para verle, ni le habrían permitido ir por su propia voluntad. Por lo tanto, aquel hombre no había dicho nada..., porque tal vez no sabía nada,...
Входимость: 10. Размер: 67кб.
Часть текста: IX I Me apresuré a volver a casa y, oh maravilla!, estaba muy contento de mí mismo. Sin duda, no se habla así a mujeres, y sobre todo a tales mujeres, o más exactamente a tal mujer, porque yo no tomaba en cuenta a Tatiana Pavlovna. Quizá no está permitido decirle a la cara a una mujer de semejante categoría: " Me cisco en sus intrigas!" , pero yo lo había dicho y por eso estaba contento. Sin hablar de lo demás, estaba seguro al menos de que, por haber adoptado aquel tono, yo había borrado todo lo que había de ridículo en mi posición. Pero no tuve tiempo de pensar largamente en todo aquello: mi cerebro estaba ocupado por Kraft. No es que me atormentase mucho, pero a pesar de todo yo estaba conmovido hasta el fondo del alma; y hasta el punto de que el sentimiento ordinario de placer que experimentan los hombres en presencia de la desgracia del prójimo, por ejemplo cuando alguien se rompe una pierna, pierde el honor, se ve privado de un ser querido, etc., aquel mismo sentimiento ordinario de innoble satisfacción cedía en mí enteramente a otro sentimiento, a una sensación extremadamente imperiosa, a la pena, al dolor... si es que aquello era el dolor, lo ignoro......
Входимость: 7. Размер: 49кб.
Часть текста: brindemos! -Ni siquiera te molestas en fingir delante de mí; si, por to menos, disimulases que quieres hacerme beber... -Estás diciendo tonterías y estás borracho. Es preciso seguir bebiendo, y te sentirás más alegre. Vamos, coge tu cops, cógela. -Cómo es eso de "cógela"? Voy a irme, eso es todo. Y en efecto, iba a levantarme. Le entró una gran cólera. -Es Trichatov quien te ha contado historias contra mí: os he visto, murmurabais juntos. Pues bien, no eres más que un imbécil. A Alphonsine se le revuelve el estómago cuando él se le acerca... -Es repugnante. Ya te contaré lo que vale. -Ya me lo has dicho. A cada momento tienes en la boca a Alphonsine. Eres terriblemente estrecho. -Estrecho? - No comprendía -. Ahora se han puesto de acuerdo con el picado de viruelas. Por eso los he despedido. Son indecentes. Ese picado de viruelas es un canalla, va a pervertirlos. Yo, por el contrario, exigía que se comportasen siempre noblemente. Me senté, cogí maquinalmente la copa y...
Входимость: 7. Размер: 51кб.
Часть текста: Capítulo X CAPÍTULO X I Me desperté a las diez y media y durante mucho tiempo no creí en mis ojos: sobre el diván donde había dormido la víspera, estaba sentada mi madre, y al lado de ella la infortunada vecina, la madre de la suicida. Las dos estaban cogidas de la mano y conversaban en voz baja, sin duda para no despertarme, y las dos lloraban. Me levanté y me precipité a abrazar a mi madre. Toda radiante, me besó y me hizo tres veces la señal de la cruz con la mano derecha. No habíamos pronunciado ni una palabra, cuando la puerta se abrió: Versilov y Vassine entraron. Mi madre inmediatamente se levantó, llevándose a la vecina. Vassine me tendió la mano; Versilov no me dijo una palabra y se dejó caer en la butaca. Mi madre y él estaban allí seguramente desde hacía algún tiempo. Su rostro estaba tenso y preocupado. -Lo que más lamento - le explicaba lentamente a Vassine, continuando sin duda la conversación comenzada - es no haber podido arreglar todo eso ayer tarde. Esta terrible historia no habría sucedido sin duda! Apenas ella se escapó de mi casa, decidí por mi parte seguirla hasta aquí y sacarla de su...
Входимость: 7. Размер: 38кб.
Часть текста: alternativamente, por espacio de dos minutos cuando menos. Esta mirada inquietó profundamente a la madre: había en ella una sensibilidad tan fuerte, que resultaba dolorosa. Pero, al mismo tiempo, había en aquellos ojos una fijeza de insensatez. Pulqueria Alejandrovna se echó a llorar. Avdotia Romanovna estaba pálida y su mano temblaba en la de Rodia. -Volved a vuestro alojamiento... con él -dijo Raskolnikof con voz entrecortada y señalando a Rasumikhine-. Ya hablaremos mañana. Hace mucho que habéis llegado? -Esta tarde, Rodia -repuso Pulqueria Alejandrovna-. El tren se ha retrasado. Pero oye, Rodia: no te dejaré por nada del mundo; pasaré la noche aquí, cerca de... -No me atormentéis! -la interrumpió el enfermo, irritado. -Yo me quedaré con él -dijo al punto Rasumikhine-, y no te dejaré solo ni un segundo. Que se vayan al diablo mis invitados. No me importa que les sepa mal. Allí estará mi tío para atenderlos. -Cómo podré agradecérselo? -empezó a decir Pulqueria Alejandrovna estrechando las manos de Rasumikhine. Pero su hijo la interrumpió: -Basta, basta! No me martiricéis. No puedo más. -Vámonos, mamá. Salgamos aunque sólo sea un momento -murmuró Dunia, asustada-. No cabe duda de que nuestra presencia te mortifica. -Que no pueda quedarme a su lado después de tres años de separación! -gimió Pulqueria Alejandrovna, bañada en...
Входимость: 6. Размер: 39кб.
Часть текста: todo es relativo. "Ya está de nuevo con sus tonterías", pensó Raskolnikof, contrariado. Al punto le vino a la memoria su última entrevista con el juez de instrucción, y este recuerdo trajo a su ánimo todos sus anteriores sentimientos. -Anteayer por la tarde estuve aquí, no lo sabía usted? -continuó Porfirio Petrovitch, paseando una mirada por la habitación-. Estuve aquí dentro. Al pasar por esta calle se me ocurrió, como se me ha ocurrido hoy, hacerle una visita. La puerta estaba abierta de par en par. Esperé un momento y me volví a marchar sin ni siquiera ver a la sirvienta para darle mi nombre. Nunca cierra usted la puerta? El rostro de Raskolnikof aparecía cada vez más sombrío. Porfirio pareció adivinar los pensamientos que lo agitaban. -He venido a darle una explicación, mi querido Rodion Romanovitch. Se la debo -dijo sonriendo y dándole una palmada en la rodilla. Su semblante cobró de pronto una expresión seria y preocupada. Incluso pasó por él una sombra de tristeza, para gran asombro de Raskolnikof, que jamás había visto en...
Входимость: 6. Размер: 30кб.
Часть текста: juicio es precisamente al prójimo a quien no se puede amar. Por lo menos, sólo se le puede querer a distancia. No sé dónde, he leído que "San Juan el Misericordioso", al que un viajero famélico y aterido suplicó un día que le diera calor, se echó sobre él, lo rodeó con sus brazos y empezó a expeler su aliento en la boca del desgraciado, infecta, purulenta por efecto de una horrible enfermedad. Estoy convencido de que el santo tuvo que hacer un esfuerzo para obrar así, que se engañó a sí mismo al aceptar como amor un sentimiento dictado por el deber, por el espíritu de sacrificio. Para que uno pueda amar a un hombre, es preciso que este hombre permanezca oculto. Apenas ve uno su rostro, el amor se desvanece. -El starets Zósimo ha hablado muchas veces de eso -dijo Aliocha-. Decía que las almas inexpertas hallaban en el rostro del hombre un obstáculo para el amor. Sin embargo, hay mucho amor en la humanidad, un amor que se parece algo al de Cristo. Lo sé por experiencia, Iván. -Pues yo no lo conozco todavía y no lo puedo comprender. Hay muchos en el mismo caso que yo. Hay que dilucidar ...
Входимость: 6. Размер: 49кб.
Часть текста: Afortunadamente, no se había producido tal derrame. Al ver su rostro blanco, de persona distinguida, y un tanto carnoso, se consoló momentáneamente y tuvo el convencimiento de que no le sería difícil reemplazar a Dunia incluso con ventaja; pero pronto volvió a ver las cosas tal como eran, y entonces lanzó un fuerte salivazo, lo que arrancó una sonrisa de burla a su joven amigo y compañero de habitación Andrés Simonovitch Lebeziatnikof. Piotr Petrovitch, que había advertido esta sonrisa, la anotó en el debe, ya bastante cargado desde hacía algún tiempo, de Andrés Simonovitch. Su cólera aumentó, y se dijo que no debió haber confiado a su compañero de hospedaje el resultado de su entrevista de la noche anterior. Era la segunda torpeza que su irritación y la necesidad de expansionarse le habían llevado a cometer. Para colmo de desdichas, el infortunio le persiguió durante toda la mañana. En el Senado tuvo un fracaso al debatirse su asunto. Un último incidente colmó su mal humor. El propietario del departamento que había alquilado con miras a su próximo matrimonio, departamento que había hecho reparar a costa suya, se negó en redondo a rescindir el contrato. Este hombre era extranjero, un obrero alemán enriquecido, y reclamaba el pago de los alquileres estipulados en el contrato de arrendamiento, a pesar de que Piotr Petrovitch le devolvía la vivienda tan remozada que parecía nueva. Además, el mueblista pretendía quedarse hasta el último rublo de la cantidad anticipada por unos muebles que Piotr Petrovitch no había recibido todavía. " No voy a casarme sólo por...
Входимость: 5. Размер: 40кб.
Часть текста: últimas palabras al personaje sentado en el canapé. Éste retiró lentamente la pipa de su boca y dijo con grave expresión: -Panie , esto es una reunión particular. Hay otras habitaciones. -Pero si es Dmitri Fiodorovitch! -exclamó Kalganov-. Bien venido! Siéntese! -Buenas noches, mi querido amigo! -dijo Mitia al punto, rebosante de alegría y tendiéndole la mano por encima de la mesa-. Siempre he sentido por usted la más profunda estimación! Kalganov profirió un "Ay!" y exclamó riendo: -Me ha hecho usted polvo los dedos! -Así debe estrecharse la mano -dijo Gruchegnka con un esbozo de sonrisa. La joven había deducido de la actitud de Mitia que éste no armaría escándalo, y lo observaba con una curiosidad no exenta de inquietud. Había en él algo que la sorprendia. Nunca habría creido que se condujera de aquel modo. -Buenas noches -dijo con empalagosa amabilidad el terrateniente Maximov. Mitia se volvió hacia él. -Usted aquí? Encantado de verle!... Escúchenme, señores... Se dirigía otra vez al pan de la pipa, por considerarlo el principal personaje de la reunión. -Señores, quiero pasar mis últimas horas en esta habitación, donde he adorado a mi reina... Perdóneme, panie!... Vengo aquí después de haber hecho un juramento... No teman. Es mi última noche... Bebamos amistosamente, panie !... Nos traerán vino. Yo he traído esto... Sacó el fajo de billetes. -Quiero música, ruido...! Como la otra vez... El gusano inútil que se arrastra por el suelo va a desaparecer... No olvidaré este momento de alegría en mi última noche!... Se ahogaba. Su deseo era decir muchas cosas, pero sólo profería extrañas exclamaciones. El pan,...
Входимость: 5. Размер: 21кб.
Часть текста: dada la duda que se cierne sobre este asunto cuando consideramos los hechos aisladamente, no mantendrían una actitud acusadora o, por lo menos, vacilarían en condenar a un hombre exclusivamente porque ocupe, con sobrados motivos, por cierto, el banquillo de los acusados. Pero estamos en presencia de un parricida. Esta palabra impone de tal modo, que fortalece, incluso en el ánimo más objetivo, los puntos fundamentales de la acusación. Cómo perdonar a un hombre de un crimen tan horrendo? Si fuera verdaderamente culpable y quedara sin castigo... Éste es el sentimiento instintivo de todos. En verdad, es algo espantoso matar a un padre, al hombre que nos ha engendrado y amado, que no ha rehuido ningún sacrificio por nosotros, que nos ha atendido con angustia en las enfermedades de nuestra infancia, que ha sufridc para darnos la felicidad y sólo ha vivido para nuestras alegrías y nuestros éxitos. No, no se concibe que se pueda asesinar a un padre así. Señores del jurado, qué grandeza encierrá la palabra padre cuando se trata de un padre verdadero! Acabamos de dar una idea de lo que es un verdadero padre. Pero en nuestro caso, en este doloroso asunto, tenemos un padre, Fiodor Pavlovitch Karamazov, que no se parecía en nada al que acabo de describir. Pues hay ciertos padres que son una verdadera vergüenza. Analicemos las cosa, átentamente; no debemos detenernos ante nada, en vista de la gravedad de la decisión que hemos de tomar. No debemos tener miedo ni eludir ciertas ideas, "como si fuéramos niños o débiles mujeres", según la feliz expresión del eminente representante del ministerio público. Mi honorable adversario, en el curso de su ardoroso informe, ha exclamado varias veces: "No...