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1. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XI. Iván Fiodorovitch. Capitulo IX. El diablo. Visiones de Ivan Fiodorovitch
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2. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo II
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3. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capitulo primero. El padre Theraponte
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4. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Primera parte. Capitulo VII
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5. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo V
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6. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Sexta parte. Capitulo VI
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7. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo primero. Kuzma Samsonov
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8. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VIII
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9. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capítulo I
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10. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capítulo primero. Llos comienzos del funcionario Perkhotine
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11. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capítulo VI. Escena en la isba
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12. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capitulo IV
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13. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VII. Aliocha. Capítulo primero. El olor nauseabundo
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14. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capitulo V
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15. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XI. Iván Fiodorovitch. Capitulo VI. Primera entrevista con Smerdiakov
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16. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro V. Pro y contra. Capitulo VII. Da gusto conversar con un hombre inteligente
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17. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capitulo VI
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18. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Primera parte. Libro primero. Historia de una familia. Capitulo V. Los "startsy"
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19. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Sexta parte. Capitulo I
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20. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo IX
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21. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Tercera parte. Capitulo II
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22. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo V
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23. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capitulo IV. En casa de los Khokhlakov
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24. Dostoevsky. El jugador (Spanish. Игрок). Capítulo 9
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25. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VIII
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26. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo primero
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27. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание)
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28. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VI
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29. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XII. Un error judicial. Capítulo III. El peritaje médico y una libra de avellanas
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30. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo IV
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31. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XI. Iván Fiodorovitch. Capitulo VII. Segunda entrevista con Smerdiakov
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32. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro X. Los muchachos. Capitulo V. Junto al lecho de Iliucha
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1. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XI. Iván Fiodorovitch. Capitulo IX. El diablo. Visiones de Ivan Fiodorovitch
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Часть текста: días decisivos en que debía obrar y hablar resueltamente, "justificándose a sus propios ojos". Había visitado al médico traído de Moscú por Catalina Ivanovna. Éste, después de escucharlo y reconocerlo, diagnosticó un trastorno cerebral, y no se sorprendió de cierta confesión que el paciente le hizo contra su voluntad. -Las alucinaciones -dijo el doctor- son muy posibles en su estado, pero hay que controlarlas. Además, debe cuidarse mucho. De lo contrario, se agravará. Pero Iván Fiodorovitch desoyó este prudente consejo. "Todavía tengo fuerzas para andar -se dijo-. Cuando caiga, que me cuide quien quiera." Dándose cuenta, aunque de un modo vago, de que sufría una alucinación, miraba con obstinada fijeza aquello que estaba en el diván de enfrente. Era un hombre que había aparecido de pronto. Sólo Dios sabía cómo y por dónde había entrado, pues no estaba allí al llegar Iván después de su visita a Smerdiakov. Era un señor, un caballero ruso qui ...
2. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo II
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Часть текста: príncipe, pero, aun sin mi intervención, tenían bastantes puntos de contacto (me refiero a aquellas viejas historias de lo ocurrido en el extranjero, etc.). Además, el príncipe le había dado su palabra de asignarle por lo menos un tercio de la herencia, lo que vendría a representar unos veinte mil rublos. Me acuerdo de que me pareció muy raro que no le asignase más que un tercio y no la mitad; pero no dije nada. Aquella promesa la había dado el príncipe por su propia iniciativa; Versilov no había pronunciado la menor palabra ni aventurado la más mínima alusión; el príncipe mismo fue quien dio los primeros pasos, y Versilov admitió la cosa en silencio y no volvió a mencionarla nunca; jamás mostró acordarse en forma alguna de la promesa. Diré de paso quc el príncipe, al principio, se mostró totalmente encantado con él, en particular con sus discursos; llegó incluso a entusiasmarse y me lo dijo en varias ocasiones. Exclamaba a veces, a solas conmigo y casi con desesperación, que era "tan inculto, que llevaba un camino tan equivocado...". La verdad es queéramos entonces ...
3. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capitulo primero. El padre Theraponte
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Часть текста: Conservaba la lucidez. Su rostro, aunque consumido, reflejaba un gozo sereno; su mirada alegre, bondadosa, atraía. -Tal vez no vea el final de hoy. Quiso confesarse y comulgar en seguida. Su confesor habitual era el padre Paisius. Después le administraron la extremaunción. Acudieron los religiosos. La celda se fue llenando poco a poco. Había amanecido. Después del oficio, el starets quiso despedirse de todos y a todos los abrazó. Como la celda era tan poco espaciosa, los que llegaban primero tenían que salir para que pudieran entrar los otros. El starets volvió a sentarse y Aliocha permaneció a su lado. Hablaba a instruía en la medida que le permitían sus fuerzas. Su voz, aunque débil, era todavía muy clara. -Después de instruiros con mis palabras durante años, esto se ha convertido en mí en una costumbre tan inveterada, que, a pesar de lo débil que estoy, mis queridos padres, callar sería para mi más penoso que hablaros. Así bromeaba el starets , mirando con ternura a los que se apiñaban en torno de él. Aliocha se acordó en seguida de algunas de sus palabras. Aunque la voz del padre Zósimo conservaba la claridad y cierta firmeza, su discurso resultó bastante deshilvanado. Habló mucho, como si en aquellos últimos momentos quisiera manifestar todo lo que no había podido decir durante su vida. Su propósito era no sólo instruir, sino compartir con todos su alegría y las delicias de su éxtasis, y expansionar por última vez su...
4. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Primera parte. Capitulo VII
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Часть текста: Primera parte. Capitulo VII CAPÍTULO VII Como en su visita anterior, Raskolnikof vio que la puerta se entreabría y que en la estrecha abertura aparecían dos ojos penetrantes que le miraban con desconfianza desde la sombra. En este momento, el joven perdió la sangre fría y cometió una imprudencia que estuvo a punto de echarlo todo a perder. Temiendo que la vieja, atemorizada ante la idea de verse a solas con un hombre cuyo aspecto no tenía nada de tranquilizador, intentara cerrar la puerta, Raskolnikof lo impidió mediante un fuerte tirón. La usurera quedó paralizada, pero no soltó el pestillo aunque poco faltó para que cayera de bruces. Después, viendo que la vieja permanecía obstinadamente en el umbral, para no dejarle el paso libre, él se fue derecho a ella. Alena Ivanovna, aterrada, dio un salto atrás e intentó decir algo. Pero no pudo pronunciar una sola palabra y se quedó mirando al joven con los ojos muy abiertos. -Buenas tardes, Alena Ivanovna -empezó a decir en el tono más indiferente que le fue posible adoptar. Pero sus esfuerzos fueron inútiles: hablaba con voz entrecortada, le temblaban las manos-. Le traigo..., le traigo... una cosa para empeñar... Pero entremos: quiero que la vea a la luz. Y entró en el piso sin esperar a que la vieja lo invitara. Ella corrió tras él, dando suelta a su lengua. -Oiga! Quién es usted? Qué desea? -Ya me conoce usted, Alena Ivanovna. Soy Raskolnikof... Tenga; aquí tiene aquello de que le hablé el otro día. Le ofrecía el paquetito. Ella lo miró, como dispuesta a cogerlo,...
5. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Segunda parte. Capítulo V
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Часть текста: y paseó a su alrededor una mirada de sorpresa que no trataba de disimular y que resultaba un tanto descortés. "Dónde me he metido?", parecía preguntarse. Observaba la habitación, estrecha y baja de techo como un camarote, con un gesto de desconfianza y una especie de afectado terror. Su mirada conservó su expresión de asombro al fijarse en Raskolnikof, que seguía echado en el mísero diván, vestido con ropas no menos miserables, y que le miraba como los demás. Después el visitante observó atentamente la barba inculta, los cabellos enmarañados y toda la desaliñada figura de Rasumikhine, que, a su vez y sin moverse de su sitio, le miraba con una curiosidad impertinente. Durante más de un minuto reinó en la estancia un penoso silencio, pero al fin, como es lógico, la cosa cambió. Comprendiendo sin duda -pues ello saltaba a la vista que su arrogancia no imponía a nadie en aquella especie de camarote de trasatlántico, el caballero se dignó humanizarse un poco y se...
6. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Sexta parte. Capitulo VI
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Часть текста: hasta las diez de la noche recorriendo tabernas y tugurios. Halló a Katia en uno de estos establecimientos. La muchacha cantaba sus habituales y descaradas cancioncillas. Svidrigailof la invitó a beber, así como a un organillero, a los camareros, a los cantantes y a dos empleadillos que atrajeron su simpatía sólo porque tenían torcida la nariz. En uno, este apéndice se ladeaba hacia la derecha y en el otro hacia la izquierda, cosa que le sorprendió sobremanera. Éstos acabaron por llevarle a un jardín de recreo. Svidrigailof pagó las entradas. En el jardín había un abeto escuálido, tres arbolillos más y una construcción que ostentaba el nombre de Vauxhall, pero que no era más que una taberna, donde también podía tomarse té. En el jardín había igualmente varios veladores verdes con sillas. Un coro de malos cantantes y un payaso de nariz roja completamente borracho y extraordinariamente triste se encargaban de distraer al público. Los empleadillos se encontraron con varios colegas y empezaron a reñir con ellos. Se escogió como árbitro a Svidrigailof. Éste estuvo un cuarto de hora tratando de averiguar el motivo del pleito; pero todos gritaban a la vez y no había medio de entenderse. Lo único que comprendió fue que uno de ellos había cometido un robo y vendido el objeto robado a un judío que había llegado oportuna y casualmente, hecho lo cual se negaba a repartirse con sus compañeros el producto de la operación. Al fin se...
7. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo primero. Kuzma Samsonov
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Часть текста: en aquellos momentos luchando con graves dificultades. Como él mismo dijo más tarde, pasó dos días bajo la amenaza de una congestión cerebral. Aliocha no había conseguido verle el día anterior, y Dmitri no había acudido a la cita que tenía con Iván en la taberna. Cumpliendo sus instrucciones, los dueños del piso donde se hospedaba guardaron silencio. Durante los dos días que precedieron a la catástrofe, su estado fue francamente crítico. Según sus propias palabras, "luchó con su destino por su salvación". Incluso estuvo ausente de la ciudad varias horas para resolver un asunto inaplazable, a pesar de su temor a dejar a Gruchegnka sin vigilancia. Las investigaciones posteriores determinaron con exactitud cómo había empleado el tiempo. Nosotros nos limitaremos a registrar los hechos esenciales. Aunque le hubiera amado durante una hora, Gruchegnka lo atormentaba despiadadamente. Al principio no pudo saber nada sobre sus propósitos. No los podía averiguar ni por medio de la dulzura ni mediante la violencia. Si hubiera utilizado uno de esos dos procedimientos, ella se habría enojado y apartado de él inmediatamente. Mitia sospechaba que Gruchegnka se debatía en la incertidumbre, sin conseguir tomar una resolución. Suponía, no sin razón, que ella lo detestaba a veces, y no sólo a...
8. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VIII
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Часть текста: general en mi casa nos levantábamos a las ocho, quiero decir, mi madre, mi hermana y yo; Versilov solía quedarse acostado, durmiendo la mañanita. hasta las nueve y media. A las ocho y media en punto, mi madre me traía el café. Pero aquella vez, sin aguardar al café, me escabullí de la casa exactamente a las ocho. Desde la víspera por la noche tenía hecho un plan de acción para todo aquel día. Notaba ya en aquel plan, a despecho de una voluntad apasionada de ponerlo inmediatamente en ejecución, una multitud de vacilaciones a incertidumbres en los puntos más importantes; por eso me había pasado casi toda la noche en un estado de duermevela, casi de delirio, había tenido muchísimos sueños y, por así decirlo, ni una sola vez había dormido como Dios manda. A pesar de eso, me levanté pimpante y dispuesto como nunca. Sobre todo no quería encontrarme con mi madre. Con ella no podía hablar más que de un solo tema y temía dejarme apartar de mis propósitos por alguna impresión nueva a imprevista. La mañana era fría, y sobre toda la naturaleza flotaba una bruma húmeda y lechosa. No sé por qué, pero las mañanitas atareadas de Petersburgo, a pesar de su feo aspecto, me agradan siempre y toda esa multitud egoísta y perpetuamente preocupada apresurándose a ir a sus asuntos tiene para mí, a las siete de la rnañana, algo muy seductor. Me gusta sobre todo, yendo de camino, a toda prisa, pedir un dato, o mejor todavía si alguien me pregunta! pregunta y respuesta son siempre breves, claras, netas, pronunciadas...
9. Dostoevsky. Crimen y castigo (Spanish. Преступление и наказание). Cuarta parte. Capítulo I
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Часть текста: a pensar Raskolnikof, contemplando al inesperado visitante con atención y desconfianza- Svidrigailof! Qué cosa tan absurda!" -No es posible -dijo en voz alta, dejándose llevar de su estupor. El visitante no mostró sorpresa alguna ante esta exclamación. -He venido a verle -dijo- por dos razones. En primer lugar, deseaba conocerle personalmente, pues he oído hablar mucho de usted y en los términos más halagadores. En segundo lugar, porque confío en que no me negará usted su ayuda para llevar a cabo un proyecto relacionado con su hermana Avdotia Romanovna. Solo, sin recomendación alguna, sería muy probable que su hermana me pusiera en la puerta, en estos momentos en que está llena de prevenciones contra mí. En cambio, contando con la ayuda de usted, yo creo... -No espere que le ayude -le interrumpió Raskolnikof. -Permítame una pregunta. Hasta ayer no llegaron su madre y su hermana, verdad? Raskolnikof no contestó. -Sí, sé que llegaron ayer. Y yo llegué anteayer. Pues bien, he aquí lo que quiero decirle, Rodion Romanovitch. Creo innecesario justificarme, pero permítame otra pregunta: qué hay de criminal en mi conducta, siempre, claro es, que se miren las cosas imparcialmente y sin prejuicios? Usted me dirá que he perseguido en mi propia casa a una muchacha indefensa y que la he insultado con mis proposiciones deshonestas (ya ve usted que yo mismo me adelanto a enfrentarme con la acusación), pero considere usted que soy un hombre et nihil humanum... En una palabra, que soy susceptible de caer en una tentación, de enamorarme, pues esto no depende de nuestra voluntad. Admitido esto, todo se explica del modo más natural....
10. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capítulo primero. Llos comienzos del funcionario Perkhotine
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Часть текста: con todas sus fuerzas la puerta principal de la casa Mozorov, acabó, como es lógico, por conseguir que le abriesen. Al oír semejante alboroto, Fenia, todavía horrorizada, estuvo a punto de sufrir un ataque de nervios. Aunque había visto a Dmitri Fiodorovitch emprender el viaje, creyó que era él, que había vuelto, por juzgar que sólo un hombre como Mitia podía llamar de un modo tan insolente. Fenia corrió a ver al portero, al que el estrépito había despertado, y le suplicó que no abriese. Pero el portero, al oír el nombre del visitante y saber que deseaba hablar con Fedosia Marcovna de un asunto importante, decidió dejarlo pasar. Piotr Ilitch empezó a interrogar a la joven y obtuvo en seguida el dato más importante: al salir en busca de Gruchegnka, Dmitri Fiodorovitch se había llevado una mano de mortero, y había vuelto con las manos vacías y manchadas de sangre. -La sangre goteaba -dijo Fenia, recordando, en medio de su turbación, este horripilante detalle. Piotr Ilitch había visto las manos ensangrentadas de Mitia y le había ayudado a lavárselas. A Piotr Ilitch no le importaba saber si se le habían secado rápidamente; lo importante para él era averiguar si Dmitri Fiodorovitch había ido a casa de su padre con la mano de mortero. Piotr hitch insistió sobre este punto, y aunque no logró obtener aclaraciones precisas, quedó casi convencido de que Dmitri Fiodorovitch había visitado la casa paterna y, por consiguiente, de que algo debía de haber pasado en...