Поиск по творчеству и критике
Cлово "NICOLAIEVNA"


А Б В Г Д Е Ж З И Й К Л М Н О П Р С Т У Ф Х Ц Ч Ш Щ Э Ю Я
0-9 A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
Поиск  
1. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo IV
Входимость: 19. Размер: 50кб.
2. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VIII
Входимость: 18. Размер: 58кб.
3. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo XII
Входимость: 17. Размер: 45кб.
4. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo XIII
Входимость: 15. Размер: 38кб.
5. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo X
Входимость: 10. Размер: 57кб.
6. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capitulo XI
Входимость: 9. Размер: 52кб.
7. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VIII
Входимость: 8. Размер: 68кб.
8. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo IV
Входимость: 8. Размер: 36кб.
9. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capítulo VI. Escena en la isba
Входимость: 6. Размер: 23кб.
10. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VII
Входимость: 5. Размер: 56кб.
11. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo VIII
Входимость: 4. Размер: 25кб.
12. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo III
Входимость: 4. Размер: 45кб.
13. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo IX
Входимость: 4. Размер: 54кб.
14. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo V
Входимость: 3. Размер: 52кб.
15. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Índice de los personajes
Входимость: 3. Размер: 6кб.
16. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo II
Входимость: 3. Размер: 56кб.
17. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo X
Входимость: 2. Размер: 51кб.
18. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo II
Входимость: 2. Размер: 61кб.
19. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo V
Входимость: 2. Размер: 59кб.
20. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo II
Входимость: 2. Размер: 44кб.
21. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capitulo VI
Входимость: 2. Размер: 49кб.
22. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capítulo VII. Al aire libre
Входимость: 1. Размер: 28кб.
23. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro X. Los muchachos. Capitulo V. Junto al lecho de Iliucha
Входимость: 1. Размер: 44кб.
24. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo IX
Входимость: 1. Размер: 67кб.

Примерный текст на первых найденных страницах

1. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo IV
Входимость: 19. Размер: 50кб.
Часть текста: y además ayudaba al difunto Andronikov (mediante una remuneración) a tratar ciertos asuntos privados de los que el último se ocupaba constantemente fuera de las horas de servicio. Lo que a mí me importaba era que Kraft, dada su intimidad con Andronikov, podía estar enterado de ciertas cosas que por su índole me interesaban. Pero yo sabía por María Ivanovna, mujer de Nicolás Semenovitch, en cuya casa yo había vivido tantos años mientras estaba en el Instituto - y que era la propia sobrina, la pupila y la favorita de Andronikov -, que Kraft había incluso recibido el "encargo" de entregarme algo. Yo lo estaba aguardando desde hacía un mes largo. Vivía en un pequeño apartamiento de dos habitaciones completamente aislado, y, de momento, recién llegado, de vuelta de Vilna, estaba incluso sin servidumbre. Tenía abierta la maleta, pero los objetos no colocados estaban aún esparcidos sobre las sillas. Una mesa, delante del diván, sostenía un maletín, un cofrecillo, un revólver, etc... Cuando entramos, Kraft iba sumergido en sus pensamientos, como si me hubiese olvidado completamente, quizá ni siquiera había notado que yo no le había dirigido ni una sola palabra por el camino. Se puso en seguida a buscar algo, pero viendo de pronto un espejo, se detuvo y se miró fijamente un minuto largo. Noté aquella singularidad (no he hecho más que acordarme demasiado de todo aquello, más tarde), pero me sentía triste y muy turbado. No tenía fuerzas para concentrarme. Por un instante, experimenté el deseo súbito de marcharme y de abandonarlo todo allí para siempre. De qué se trataba en el fondo? No era una...
2. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VIII
Входимость: 18. Размер: 58кб.
Часть текста: mordido en el corazón. Habría -nacido yo jugador? Por lo menos, sí era probable que tuviese las cualidades ser jugador. Incluso hoy día, al escribir estas líneas, me gusta a veces pensar en el juego. Me sucede en ocasiones pasarme horas enteras, en silencio, haciendo cálculos de juego y viéndome en sueños apostando y ganando (101). Sí, tengo "cualidades" muy diversas, y mi alma no está tranquila. Tenía el proyecto de ir a las diez a casa de Stebelkov, a pie. Despedí a Matvei en cuanto se presentó. Mientras me bebía mi café, trataba de examinar las cosas. Estaba contento; al entrar por un instante en mí mismo, adiviné que estaba contento sobre todo porque "hoy estaría en casa del príncipe Nicolás lvanovitch". Pero aquella jornada de mi vida fue fatal a inesperada y principió con una sorpresa. A las diez en punto, mi puerta se abrió de par en par y vi entrar toda sofocada a Tatiana Pavlovna. Yo podía esperarlo todo, excepto su visita, y me puse en pie de un salto, muerto de miedo. Traía un rostro feroz y sus gestos eran desordena. dos. Si yo le hubiese hecho alguna pregunta, quizá no habría podido contestarme para qué había entrado en mi casa. Debo advertirlo con anticipación: acababa de recibir una noticia extraordinaria, abrumadora, y se hallaba todavía bajo el efecto de la primera impresión. Ahora bien, la noticia también me afectaba a mí. Por lo demás, no pasó en mi casa más que medio minuto, un minuto si ustedes quieren, pero no más con seguridad. Y se me echó encima: -Vaya, estás aquí! - se plantó delante de mí, toda inclinada hacia delante -. Estás...
3. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo XII
Входимость: 17. Размер: 45кб.
Часть текста: encima, y fue la imbécil de María Ivanovna quien te la cosió! Ah, canalla, sinvergüenza! Entonces, para eso venías aquí, para domar los corazones, para conquistar el gran mundo, para vengarte, no importa contra quién, por ser un bastardo! -Tatiana Pavlovna - exclamé -, le prohibo que me injurie! Quizás ha sido usted, con sus injurias, desde el principio, la causa del encarnizamiento que he mostrado aquí. Sí, soy bastado y acaso haya querido en efecto vengarme de ser un bastardo, y quizás en efecto me he querido vengar en no importa quién, puesto que ni el mismo diablo podría descubrir al culpable; pero acuérdese usted de que he repudiado mi alianza con los pillos y he vencido mis pasiones. Soltaré sin decir nada el documento delante de ella y me iré, sin esperar siquiera a que me diga una palabra; usted será testigo. -Dame esa carta, dámela inmediatamente, ponla aquí en la mesa! Quién sabe ...
4. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo XIII
Входимость: 15. Размер: 38кб.
Часть текста: no podía tener en absoluto ningún propósito firme e incluso, lo creo a pies juntillas, no razonaba en absoluto, sino que se encontraba bajo la influencia de no sé qué torbellino de sentimientos. Por lo demás, no admito en él verdadera locura, tanto más cuanto que tampoco hoy está loco en lo más mínimo. Pero la existencia del "doble", la admito sin vacilar. Qué es en el fondo el doble? El doble, a lo menos según el libro de medicina de un experto que, más tarde, he leído expresamente, no es otra cosa sino el primer grado de un serio desarreglo mental que puede conducir a un final bastante lamentable. El mismo Versilov, cuando la escena en casa de mamá, nos había explicado, con una espantosa sinceridad, aquel "desdoblamiento" de sus sentimientos y de su voluntad. Pero, lo repito una vez más, aquella escena en casa de mamá, aquel icono roto, todo eso se produjo indiscutiblemente bajo el influjo de un verdadero doble, y sin embargo siempre me pareció desde entonces que allí se mezclaba una cierta alegoría malévola, una especie de odio hacia la espera de las mujeres, una especie de maldad respecto a sus derechos y a su juicio, y fue entonces cuando, de acuerdo con el doble, rompió la imagen. Una manera de decir: " Así quedará rota vuestra esperanza! " En una palabra, había el doble, había también una simple picada... Pero todo esto no es más que mi conjetura; es difícil de decidir a ciencia cierta. A pesar de su culto por Catalina Nicolaievna, él siempre había conservado una desconfianza sincera y profunda con respecto a sus cualidades morales. Creo que lo que él esperaba entonces, detrás de la puerta, era ...
5. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capítulo X
Входимость: 10. Размер: 57кб.
Часть текста: con Ana Andreievna no había podido propagarse por el gran mundo y había sido de momento, por así decirlo, ahogada en germen, el débil anciano, del que se podía concebir todo, no habría consentido jamás, por nada en el mundo, en abandonar su idea y en traicionar a Ana Andreievna, que le había pedido que se casara con ella. En este aspecto era un caballero; tarde o temprano, podría levantarse de repente y poner en ejecución su proyecto con una energía indomable, cosa que sucede tan a menudo, precisamente en los caracteres débiles, porque hay un límite más allá del cual no conviene empujarlos. Además se daba cuenta perfectamente de la situación delicada de Ana Andreievna, a la que respetaba infinitamente, así como de la posibilidad de rumores, burlas y comentarios de mal gusto a cuenta de ella. La que lo calmaba y lo detenía de momento, era únicamente que Catalina Nicolaievna no se había permitido nunca, ni con palabras, ni por alusiones, emitir en su presencia una opinion molesta sobre Ana Andreievna, ni manifestar nada contra su intención de casarse con ella. Por el contrario, testimoniaba una alegría extrema, una extremada atención hacia la novia de su padre. Ana Andreievna ae hallaba por tanto en una situación extremadamente delicada, comprendiendo muy bien, con su olfato de mujer, que si arriesgaba el menor ataque contra Catalina Nicolaievna, ante la cual el príncipe estaba también en adoración, hoy incluso más que nunca, ...
6. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Tercera parte. Capitulo XI
Входимость: 9. Размер: 52кб.
Часть текста: siempre que los franceses, incluso los más desatinados, los más libertinos, se muestran extraordinariamente apegados, en su interior, a un cierto orden burgués, a un cierto plan de vida, terriblemente prosaico, rutinario y ritual, adoptado de una vez para siempre. Por lo demás, Lambert comprendió muy pronto que había sucedido algo y se mostró encantadó al ver que me tenía por fin en su casa. No soñaba más que con eso, día y noche, todos aquellos días! Qué necesario le era yo! Y ahora que había perdido toda esperanza, me presentaba de repente, por mis propios pasos, y además poseído de una locura tan enorme, exactamente en el estado que a él le hacía falta. -Lambert, vino! - grité -. Dame de beber! Déjame formar escándalo! Alphonsine!, dónde tiene usted su guitarra? No describo la escena, es superfluo. Bebimos, y se lo conté todo, todo. Él escuchaba ávidamente. Fui yo quien le propuso primero una conspiración, un incendio. Ante todo, debíamos atraer a Catalina Nicolaievna a nuestra casa por medio. de una carta... -Eso se puede hacer - aprobó Lambert, captando al vue• to cada una de mis palabras. Además, para más seguridad, era preciso enviarle en esa carta toda la copia de su "documento", para que ella pudiese ver bien que no se trataba de un engaño. -Eso es, eso es lo que hace falta...
7. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Primera parte. Capítulo VIII
Входимость: 8. Размер: 68кб.
Часть текста: sueños y, por así decirlo, ni una sola vez había dormido como Dios manda. A pesar de eso, me levanté pimpante y dispuesto como nunca. Sobre todo no quería encontrarme con mi madre. Con ella no podía hablar más que de un solo tema y temía dejarme apartar de mis propósitos por alguna impresión nueva a imprevista. La mañana era fría, y sobre toda la naturaleza flotaba una bruma húmeda y lechosa. No sé por qué, pero las mañanitas atareadas de Petersburgo, a pesar de su feo aspecto, me agradan siempre y toda esa multitud egoísta y perpetuamente preocupada apresurándose a ir a sus asuntos tiene para mí, a las siete de la rnañana, algo muy seductor. Me gusta sobre todo, yendo de camino, a toda prisa, pedir un dato, o mejor todavía si alguien me pregunta! pregunta y respuesta son siempre breves, claras, netas, pronunciadas sin detenerse y casi siempre amistosas. Es el momento del día en que se está más dispuesto a responder. El petersburgués, por el mediodía o por la tarde, se hace menos comunicativo. Con el menor pretexto se pone a gruñir o a burlarse. Es muy diferente por la...
8. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo IV
Входимость: 8. Размер: 36кб.
Часть текста: I Incluso hoy mismo me da miedo de contarlo. Todo esto es ya viejo. Pero todo esto, ahora aún, es para mí como un espejismo. Cómo una mujer así había podido darle una cita a un muchacho tan mezquino como lo era yo en aquella época? Eso era lo que sucedía a primera vista. Cuando, después de haber dejado a Lisa, me alejé rápidamente, el corazón me latía y me pareció haber perdido la razón: la idea de una cita se me antojó de pronto de un absurdo chocante, que no había manera de creer en ello. Y sin embargo no sentía la menor duda; es más, cuanto más escandalosa me parecía aquella absurdidad, más creía en ella. Habían dado ya las tres, eso era lo que me inquietaba: "Teniendo una cita, llegar tarde! " También se presentaban a mi espíritu cuestiones estúpidas de esta índole: " Qué es ahora más conveniente: la audacia o la timidez?" Pero todo aquello no hacía más que pasar, porque en mi corazón estaba lo esencial, un algo esencial que yo no podía precisar....
9. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Segunda parte. Libro IV. Escenas. Capítulo VI. Escena en la isba
Входимость: 6. Размер: 23кб.
Часть текста: y otra vez se sonrojó. "Aunque haya obrado de buena fe, habrá que proceder con más inteligencia en el futuro", concluyó, sin ni siquiera sonreír ante la sutileza. El encargo de Catalina Ivanovna lo condujo a la calle del Lago, y su hermano vivía precisamente en una callejuela vecina. Aliocha decidió pasar primero por casa de Dmitri, aunque presumía que estaría ausente. Sospechaba que su hermano huía de él, pero se dijo que había que encontrarlo a toda costa. El tiempo pasaba. La idea de que el starets se estaba muriendo no se había apartado de él ni un instante desde que había salido del monasterio. En el relato de Catalina Ivanovna había un detalle que le interesaba extraordinariamente. Cuando la joven había hablado de un colegial, hijo del capitán, que había acudido llorando al lado de su padre, Aliocha había tenido repentinamente la ocurrencia de que este muchacho era el mismo que le había mordido en un dedo cuando él le preguntó en qué le había ofendido. Ahora estaba casi seguro de que no se equivocaba, aunque ignoraba por qué. Estas preocupaciones inexplicables desviaron su atención, y Aliocha decidió no volver a pensar en el mal que acababa de hacer y obrar en vez de atormentarse con el arrepentimiento. Esta idea le devolvió el coraje. Al entrar en la calleja donde vivía Dmitri notó que tenía apetito y sacó del bolsillo el panecillo que había tomado de la mesa de su padre. Se lo comió sin dejar de andar ...
10. Dostoevsky. El adolecente (Spanish. Подросток). Segunda parte. Capítulo VII
Входимость: 5. Размер: 56кб.
Часть текста: indecible, adrede, como hacen todas las criadas en semejantes casos, cuando notan que a los amos les molesta hablar delante de ellas. Lisa estaba sentada sobre la mesa delante de la ventana y me seguía con la mirada. -El café se te va a enfriar - dijo de repente. La miré: ni la más mínima turbación, una calma perfecta, e incluso una sonrisa en los labios. "He aquí cómo son las mujeres", pensé, encogiéndome de hombros. Por fin la criada terminó de encender la estufa y empezó a arreglar la habitación. Pero la despedí enérgicamente y cerré la puerta con llave. -Quieres hacer el favor de decirme por qué has cerrado la puerta? - preguntó Lisa. Me planté delante de ella. -Lisa!, cómo has podido creer que ibas a engáñarme de semejante manera? - exclamé de improviso, sin haber pensado lo más mínimo que empezaría así. Esta vez no fueron las lágrimas, sino un sentimiento casi malvado lo que me atravesó súbitamente el corazón, tanto que ni siquiera yo me lo esperaba. Lisa se sonrojó, pero no respondió, continuando solamente mirándome a los ojos. -Un momento, Lisa, un momento,oh, qué...